sábado, 30 de enero de 2010

Mujeres de Centroamérica y Bolivia se ven reflejadas en Festival de Cine de Lebu

El documental El valor de las mujeres: La lucha por el derecho a la tierra trata el tema de la concentración de la tierra en países como Guatemala, El Salvador y Honduras, problema que refleja la fuerte exclusión que viven las mujeres en sus naciones.

 Rossana Lacayo es fotógrafa, guionista, productora y directora de cine y video nicaragüense. (Foto: Archivo)

Por Telesur

Miles de mujeres centroamericanas, así como indígenas bolivianos, vieron reflejadas sus aspiraciones este sábado con la proyección de dos documentales en el Festival de Cine de Lebu, al sur de Chile, los cuales muestran su lucha por lograr el derecho a la tierra y por construir su propio modelo de sociedad.

La cinta titulada El valor de las mujeres: La lucha por el derecho a la tierra, de la nicaragüense Rossana Lacayo, reúne los testimonios de seis mujeres de Guatemala, Honduras y El Salvador que tras una ardua batalla han conquistado su propio trozo de tierra.

Este documental pone el acento en la concentración de tierras que afecta a toda Centroamérica, hecho que deja a las mujeres como principales damnificadas y las convierte, además, en víctimas de una triple exclusión: son pobres, indígenas y mujeres.

A esto debe sumarse otros factores como la violencia y los abusos camuflados en las guerras internas que azotaron a países centroamericanos en los años '80, el afrontar la maternidad en ausencia del padre, o la emigración, que es esencialmente masculina.

En medio de todo este contexto, las féminas, convertidas en dueñas de su propio destino, alzan la voz para reinvindicar sus derechos, conscientes de una realidad que es retratada en la película con cifras reveladoras.

En Guatemala, sólo dos por ciento de la población posee el 57 por ciento de las tierras cultivables y en Honduras, el 72 por ciento de los ciudadanos tienen sólo el 12 por ciento de la tierra; mientras que en El Salvador, la diferencia es aún más profunda, pues el 90 por ciento de los ciudadanos sólo son dueños del 12 por ciento.

Las cifras reflejadas en el documental revelan, además, que sólo el dos por ciento de las tierras cultivables en todo el mundo están en manos de mujeres.

El valor de las mujeres: La lucha por el derecho a la tierra se exhibió este sábado dentro de la competencia de documentales internacionales del certamen de Lebu, donde también se proyectó Sumak Kawsay (Vivir en plenitud), del chileno Rodrigo Fernández, documental que muestra el denominado "Encuentro internacional de solidaridad con Bolivia", donde delegaciones de 20 países se reunieron en Santa Cruz de la Sierra en octubre de 2008, tras el levantamiento en la llamada zona de la media luna.

Las imágenes del encuentro se entremezclan con entrevistas a distintos líderes, entre ellos el propio ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, quien defiende que su país debe "acabar con el sometimiento y la intromisión" por parte de Estados Unidos.

El Festival de Cine de Lebu, a 660 kilómetros al sur de Santiago, inició el pasado 26 de enero y concluirá este mismo sábado luego de conocerse los ganadores en las cuatro categorías del certamen, donde se incluye documental y cortometraje regional e internacional.

Kamchatka: juegos y lágrimas

Kamchatka, el nuevo y emotivo filme de Marcelo Piñeyro, se centra en las vivencias íntimas de una familia durante la dictadura.

Por Diego Lerer
Clarín

Harry y Simón no se llaman así. Fue papá el que, jugando, les pidió que eligieran un nombre falso para ponerse y ellos eligieron esos. Harry, que tiene 10 años, se lo puso por Harry Houdini, el famoso escapista al que tanto admira y cuya biografía lo ayuda a pasar los días de encierro en la quinta. A su hermano le tocó el de Simón Templar, El Santo, ya que el chiquito de 5 está desarrollando una extraña obsesión religiosa que incluye ponerle halos a todo lo que encuentra.

En el mundo de Kamchatka importan más las aventuras de David Vincent en Los invasores que lo que pasa en el mundo exterior. Y tomar Nesquik con grumitos, jugar al T.E.G. con papá, perseguir sapos y evitar mearse en la cama. Hay amigos que se llaman Bertuccio (¿quién no tuvo un amigo así en la primaria?) y discos de Roberto Carlos. Mamá maneja un Citroën y fuma Jockey. Papá hace "zafarrancho de combate" cuando hay peligro y siempre anda con cara de preocupado.

Para quienes recuerdan los primeros años del Proceso militar de esta manera, Kamchatka tendrá un aire de fascinante familiaridad. Aquí, la realidad política terrible que atravesaba a la Argentina es vista como un eco distante por un chico que sabe que algo pasa, intuye, siente el peligro cerca, pero no alcanza a definir bien qué es. "¿A los abogados también se los llevan?", pregunta Harry a papá.

En la nueva película de Piñeyro, la más acotada y sincera, la más emotiva y menos efectista, el mundo es una pequeña casa de campo donde papá y mamá han llevado a los chicos para escaparse de la persecución militar. Se sabe de entrada que ellos van a vérselas feas, pero los chicos no pueden dimensionar el peligro. Saben que no hay que contestar el teléfono, ni ver a Bertuccio. Y que papá ya no es abogado sino arquitecto, y que se llama David Vicente, otro combatiente frente a los invasores.

Kamchatka se centrará en las vivencias íntimas de los Vicente, y será un relato pequeño, de cámara, que sólo dejará pasar la realidad en forma de metáforas, casi a la manera de la reciente Señales. Las metáforas serán, en principio, simpáticas, ingeniosas, amables. Cuando los padres los sacan del colegio, la presentación de Los invasores se escucha mientras se ve a los "milicos" parando a los autos. Luego estará la voz en off de Harry narrando las hazañas de Houdini ("era escapista, no mago") en paralelo a las situaciones que viven. Y estará el T.E.G., lugar donde se dirime la batalla más dura, la simbólica, entre los agresores y los que resisten.

Lo cierto es que este paralelismo termina por ser limitante. ¿Hasta qué punto cada una de las vivencias puede ser explicada en forma de juego infantil? Luego de un tiempo, Kamchatka se convierte en un festival del meta-aforismo y para cuando uno ya supone que la marquilla colorada de los Jockey tiene algo que ver con la filiación de izquierda de los padres, ya resulta difícil volver a concentrarse en la historia.

Kamchatka se plantea, como construcción de relato, un desafío: ¿De qué hablamos cuándo no hablamos de lo que deberíamos hablar? A diferencia de cierto mal cine argentino que dice o explica todo lo que el realizador quiere transmitir, Kamchatka prefiere alejarse un escalón, dar una vuelta de tuerca. Pero lo cierto es que no se libera del todo, y así la película nunca fluye. Cada hecho está atado, como condenado, a ser parte de un engranaje que debe resultar claro al espectador.

Lo que sí logra Piñeyro es respetar el punto de vista de Harry, al punto de que el preciosismo visual que aqueja a ciertas escenas (en especial, el casi publicitario viaje a la casa de los abuelos, incluyendo la búsqueda de la metafórica estrella fugaz) puede atribuirse a la mirada inocente del chiquito. Y lo que sí se libera es la emoción, que golpea con toda su fuerza sobre el final, en ese momento exacto en que los juegos pasarán a ser parte del pasado.

Publicado originalmente el 17 de octubre de 2002

domingo, 24 de enero de 2010

Del planteamiento anticapitalista en Avatar

Por Ramón Andrio
Rebelión

Son muchas las voces que le niegan a Avatar un posicionamiento político y calidad narrativa. Vamos a ir analizando los dos aspectos de la única forma coherente: juntos. Obviaremos la parte en la que los humanos no están presentes, dónde se cuenta el aprendizaje del protagonista de la forma de vida navi, que responde al esquema de una narración de aventuras y no aporta nada al análisis.

Si bien es cierto que en la cinta no hay ninguna situación social que pueda ser denominada ni remotamente marxista, comunista o socialista, algo que sería ingenuo esperar de una gran producción de Hollywood, si existe una fuerte y explícita presencia del capitalismo. Un capitalismo percibido como negativo y -más importante aún- por encima de los hombres que lo sustentan y no como emanación de su avaricia. No en vano todos los habitantes de la base de Pandora -militares, científicos y civiles- trabajan para la trasnacional -o transplanetaria en este caso- pero ninguno es el dueño, a ninguno lo vemos lucrarse sino que todos, de forma más o menos consciente, viven encerrados en esa base. Encerrados para trabajar.

El capitalismo como aspecto negativo aparece desde la primera vez que vemos a Jake Sully, el protagonista, marine y terrícola. Enseguida descubrimos los estragos que el capitalismo ha causado sobre su vida. Un hombre ha matado a su hermano por unos pocos dólares -podría haber sido un accidente o una enfermedad, pero en Avatar todas las muertes, incluso esta primera, son por dinero -, algo que a la trasnacional no le importa siempre que evite perder el capital invertido en el avatar del asesinado. No vemos un funeral, o algún pésame, sólo una escena dónde los representantes de la trasnacional ofrecen a Jake ocupar el puesto de su hermano mientras incineran el cuerpo. Jake es minusválido porque su pensión no le permite pagarse una operación que le devolvería la capacidad de andar, ser curado depende pues de la capacidad económica del enfermo. La suerte - compartir con su hermano el ADN por ser gemelos - y no su trabajo - algo más propio del llamado “sueño americano” - es lo único que le permite mejorar su situación -que debía ser bastante mala si consideramos que Jake va encantado a Pandora, descrita como un infierno dónde la muerte acecha en cualquier lugar.

Jake llega a Pandora, dónde lo primero que descubrimos no son los paisajes en tres dimensiones que han dado fama a la película sino el ejército. Acude a una charla de seguridad dada por el jefe del ejército que él mismo muestra, puesto que por su condición de marine conoce para que sirven esas sesiones, como un engañabobos para meter miedo y conseguir que los nuevos acaten sin dudar las normas de seguridad o restricciones que hay que cumplir en Pandora. La denuncia del miedo para obtener control.

Después aparecen los científicos. En Avatar, aunque los científicos parecen buenos también trabajan para la trasnacional. Se ve en una escena narrativamente muy eficaz dónde la doctora jefe del proyecto discute con el representante de la trasnacional y este responde enseñándole una piedra, el inoctanio, lo único por lo que están allí y lo que paga sus investigaciones. Sin ninguna explicación más, sin gastar el tiempo de la narración, sabemos que el inoctanio es el petróleo, el coltán, el gas, los diamantes, etc. La doctora ante el argumento económico agacha la cabeza y sigue trabajando en su investigación que incluye la “educación” de los navi, su colonización. La principal tarea de los científicos es convencer a los navi de las bondades que los humanos les ofrecen y que abandonen su asentamiento sobre un yacimiento de inoctanio. Incluso más adelante en la película, esta misma doctora que estudia a los navi y su entorno, dice no creer en sus prácticas. ¿No está entre las aspiraciones de los pueblos indígenas que su cultura deje de ser considerada superstición inútil frente a la ciencia occidental en manos de trasnacionales y poder tener hospitales, escuelas, etc. acordes con su cultura?

Finalmente los navi son atacados. En este ataque la película resulta maniquea dividiendo el mundo entre buenos y malos, llegando incluso a ser excesivo el enfrentamiento personal entre el protagonista y el jefe del ejército invasor -los militares se muestran cómo ejército invasor, algo que no es baladí si, por ejemplo, lo comparamos con el tratamiento que las películas de vaqueros dan a la conquista del oeste, dónde no existe ningún ejército invasor sino unos hombres asediados por malvados indios. Pero la historia la cuenta un marine y una visión del mundo llena de matices no es lo más adecuado cuando las cosas las cuenta un militar. Es el espectador el que debe tener capacidad para ver que lo que sucede en Pandora no se decide en Pandora como lo que sucede en Irak no se decide en Irak o lo que sucedía en Vietnam no se decidía en Vietnam. Algunos detalles, como el representante de la trasnacional diciendo que para los accionistas es peor un trimestre con resultados económicos negativos que acabar con una tribu navi, nos inclinan hacia esa lectura.

Un detalle a destacar del ataque, más allá de la clara diferencia de fuerzas que recuerdan a tantas guerras libradas por el imperialismo, aunque en este caso contada desde el lado del más débil -de nuevo el ejemplo de las películas del oeste, o las de Rambo si se prefiere, nos enseñan cómo contar la historia desde el lado del débil no es lo más común en Hollywood- es que, tras el ataque inicial, cuando los navi se juntan dispuestos a luchar y el jefe del ejército comprueba que se agrupan enseguida habla de “combatir el terror con terror” y es jaleado por ello. Qué estrategia tan usada esa de convertir al que estorba en enemigo/terrorista. Avatar relaciona esa estrategia con los capitalistas y no, como suele verse en otras películas o telediarios, con comunistas y antisistema.

El ataque se decide en una reunión entre el jefe de la trasnacional, la jefa de los científicos, el jefe de los militares y el protagonista. Todos presentes en esta decisión menos los atacados y por lo tanto todos responsables de una u otra forma, lo que aleja la película del maniqueísmo ya comentado. En esa conversación aparece una grabación de Jake preguntando que pueden querer los navi de nosotros. ¿Unos vaqueros?, dice con ironía. Frente al mundo que vemos en Pandora, resumir la Tierra en una sola pregunta que nos lleva sin escapatoria a una sociedad consumista y sin nada que ofrecer es anticapitalista. Recuerda a aquella escena de “La vida de Brian” donde los protagonistas se preguntan qué han hecho los romanos por ellos, pero la respuesta es muy diferente: las carreteras, los acueductos, la seguridad, el alcantarillado, etc.

Finalmente la batalla termina y nosostros, menos ingenuos que el marine y menos excitados por la victoria, sabemos que los humanos volverán. Resistir implicaría una organización no solo militar, también intelectual, de infraestructuras, tecnológica, revolucionaria, como nos ha enseñado principalmente Cuba. Pero esperar que Hollywood cuente eso es ser demasiado ingenuo.

jueves, 21 de enero de 2010

Flame y Citron: héroes de la resistencia

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Por Beatriz Maldivia
Blog de Cine

Flame y Citron son los apodos de dos de los héroes más emblemáticos de la Segunda Guerra Mundial; son dos pistoleros que asesinan a altos mandos nazis por órdenes de Gran Bretaña. Flame, Bent Faurschou-Hviid, de 23 años, es tan joven que tiene dudas sobre sus misiones, especialmente cuando conoce a Ketty Selmer, una señora que le supera en edad y con la que tendrá un tortuoso affaire, y a Gilbert, uno de sus blancos. Citron, Jørgen Haagen Schmith, de 33 años, está casado y tiene una hija pequeña, pero su pertenencia a la Resistencia le impide pasar tiempo con ellas. Hasta ahora, Flame y Citron disparan sin hacer preguntas, pero llega el momento de cuestionarse a quién están matando.

‘Flame y Citron’ se basa en la historia real de estos resistentes daneses. Ellos son el centro de la narración y la manera en la que a ellos les afectan las cosas que hacen es lo que tiene importancia en la película, no lo que ellos suponen para el devenir histórico de los acontecimientos. Todo esto indica que se trata de un film donde lo fundamental es la psicología de los personajes, su evolución, los dilemas y conflictos a los que se tienen que enfrentar. Este retrato psicológico de los personajes está muy bien realizado. Cada uno de ellos tiene una evolución diferente, casi contraria. Mientras Flame comienza siendo el frío asesino que dispara sin pensar y huye elegantemente de la escena del crimen para convertirse en una persona a la que le asaltan todas las dudas; Citron arranca débil, sudoroso, propenso al vómito e incapaz de matar, pero se endurece con el tiempo.

Los intérpretes encarnan muy bien a estos torturados héroes. Lo que más aporta Thure Lindhardt es su presencia, ya que su cara de niño siempre sorprendido encaja a la perfección con el papel, y su planta general, con el abrigo largo, produce momentos de gran primor estético. Pero no todo en él es físico, también su interpretación acompaña. Mads Mikkelsen (‘Quantum of Solace’, ‘Casino Royale’, ‘El rey Arturo’, ‘Torremolinos 73’), más en segundo plano en los primeros momentos de la película, acaba demostrando ser más interesante como personaje que su compañero. Es muy interesante también como actor el principal antagonista: Hoffman, a quien da vida Christian Berkel.

Ole Christian Madsen rueda esta historia con encuadres muy admirables y con una fotografía cuidada, pero con un estilo actual que mezcla los zooms cortos con las entradas de luz por el objetivo (flare) o con el montaje discontinuo y los bruscos cambios de tamaños de planos. De esta forma, la película se disfruta no sólo por lo que se cuenta en ella, sino también por la observación de sus aspectos formales. Un generoso diseño de producción reproduce el Copenhague de la época con gran belleza.

El guión de ‘Flame y Citron’ está lleno de sorpresas y de giros. Pero no por ello se corresponde claramente a una película de espionaje, sino más bien a una historia sobre dos seres humanos. A pesar de que es un film largo (130 minutos), el devenir de los acontecimientos sufre constantes cambios y, por ello, la película se ve con interés durante todo el metraje, sin hacerse aburrida. Tampoco diría con todo ello que nos encontremos ante el guión más ingenioso o sorprendentes que se haya visto, pues más o menos todo puede preverse, pero la cuestión no está en lo que sucede, como decía, sino en la forma en la que esto afecta a los protagonistas.

Hay tantos films sobre el nazismo que ya casi ocurre como con la Guerra Civil y el cine español: que el hecho de que traten sobre ello es motivo suficiente para que algunas personas decidan no verlos porque están hartas. Pero ‘Flame y Citron’ nos da una visión sobre la II Guerra Mundial diferente a la que solemos obtener en otras películas y nos cuenta unos hechos que desconocíamos. Al ubicarse en Dinamarca, la situación no es la misma y también la forma en la que trabaja esta Resistencia difiere de la que conocíamos mejor por el cine y la TV: la francesa. Por ello podemos ver esta película como algo novedoso y no como un documento más de lo que ya nos conocemos al dedillo.

‘Flame y Citron’ es, en definitiva, una buena película, realizada de forma muy preciosista, con una historia interesante y una visión profunda de la psicología de sus personajes.

Publicado originalmente el 30 de diciembre de 2008

martes, 19 de enero de 2010

Emir Kusturica filmará en España la película de Pancho Villa

Emir Kusturica decidió que el rodaje de exteriores de la cinta sobre el héroe revolucionario mexicano se haga en España argumentando “razones de seguridad”. Es decir, Kusturica tiene miedo y prefiere no buscarle tres pies al gato.

La cinta escrita por Gordan Mihic se llamará “Wild Roses, Tender Roses” (Rosas salvajes, tiernas rosas) y segun se sabe, será hablada en español, así que Johnny Depp tiene de aqui al 15 de febrero del 2011 (fecha en la que tienen programado el inicio de la filmación) suficiente tiempo para ir tomando clases de español (ojalá con acento neutro).

Asimismo, Kusturica confirmó que ya convenció a Salma Hayek para que se una al proyecto, por lo menos como actríz.

La productora francesa Fidelité financiará el proyecto, cuyas escenas interiores se desarrollarán en los estudios de Kustendorf, el pueblo serbio que construyó Kusturica y donde celebra anualmente un festival de cine . Naturalmente, la banda sonora estará a cargo de Non Smoking Orchestra, banda lidereada por el mismo director.

El realizador serbio-bosnio de “Underground” dice que esta será su película más grande y que la hará en completa libertad y sin compromiso con nadie.

Mientras tanto, Emir Kusturica tiene previsto dirigir otra cinta el verano próximo, en Israel, sobre un “stripper” residente en el extranjero que regresa a su país para el funeral de su padre.

Gabriel Bornstein escribió el guión y coproducirán la cinta productoras de Alemania y Francia, por ahora, aunque su realizador desea implicar financieramente también a su amigo Johnny Depp.

cinecinecine.com

jueves, 14 de enero de 2010

Avatar o la lucha de los pueblos contra el imperialismo depredador

Por Dania Batista y Conrado Cuevas

Recientemente se ha dado el estreno mundial en las salas de cine de la innovadora y original película: “Avatar”. La cual esta arrasando con millones en taquilla. Ésta presume de contar con realidad aumentada, efectos de tercera dimensión y efectos especiales.

Sin embargo, de esta película lo que realmente es diferente en cuanto a películas con características similares, es que tiene un argumento totalmente parecido a la realidadad actual del siglo XXI.

Su verdadero atractivo es que sí tiene un argumento, porque la mayoría de las películas con estas particularidades, son incongruentes y sin sentido. Al contrario de éstas, “Avatar” posee implicaciones éticas y morales que cuestionan incluso, aspectos personales y políticos de sus actores.

Cuando se habla de realidad aumentada, como la última maravilla tecnológica, en realidad, lo que quieren decir los técnicos de Hollywood, detrás de ese enorme palabrerío y términos complejos de la mercadotecnia, es que la película es una mezcla de actores y escenarios reales con escenas, escenarios y actores creados por computadora y en donde la realidad material se combina con la fantasía virtual. Esto no es nada novedoso. La combinación de actores reales con actores virtuales ha sido una de las características del cine desde sus orígenes. Lo que si ha variado es la complejidad de las técnicas y de los mecanismos utilizados de acuerdo con el avance tecnológico de cada época. Al principio se hacían animaciones muy rudimentarias hechas con títeres movidos por hilos, hoy las animaciones son hechas por complejos software y poderosas computadoras. La esencia es la misma, hacer del cine una extensión de la imaginación y tratar de convencer al espectador de su realidad.

Los efectos especiales han evolucionado a través de los tiempos y cada día son más perfectos, llegará el momento en que la técnica por motivos económicos, reemplazará a los actores y a las divas por simulaciones de computadoras.

Los efectos de 3D tampoco son nuevos, se han utilizado diversas pericias para lograr los efectos tridimensionales y aumentar el realismo, efecto que ya se viene practicando desde casi los inicios del cine. Para lograr estos efectos se han usado técnicas como lentes con dos películas independientes casi iguales, también se han utilizado lentes polarizadas, lentes con un color rojo y el otro de color azul. Además de una gran cantidad de efectos ópticos inventados para simular una sensación de 3D en el espectador.

No obstante, lo que verdaderamente diferencia a una película de otra no son los efectos ni el mercadeo sino el contenido de la misma. Esto es lo que realmente determina el éxito o el fracaso e incluso llevarse un codiciado Oscar.

El contenido se define en el argumento de la película y es éste el principal valor de la película “Avatar”.

Un avatar no es más que la figura que te representa como competidor en un juego electrónico. Al inicio de los juegos electrónicos, en los años noventa, salieron al mercado una gama de éstos, como los de lucha y pelea, en los cuales uno podía pelear contra un contrincante manejado por la computadora, pero podías escoger un luchador, al que ibas acontrolar y tenía armas y capacidades diferentes a los demás luchadores, así nacieron juegos como Street Fighters y otros. Es aquí donde se acuña la representación virtual para participar en el juego.

Lo novedoso y crítico en la película “Avatar” es su argumento. Éste, a pesar de desarrollarse en una época futura y fuera de la Tierra, es una trama que retrata la actualidad bélica en nuestro planeta a principios del siglo XXI y traslada al espacio la rapacidad y depredación por parte del sistema imperial norteamericano de apropiarse de los recursos naturales y estratégicos de otros pueblos y naciones.

En este filme de ciencia ficción, el gobierno norteamericano descubre un yacimiento natural, de un mineral llamado “Octanio” en el planeta de “Pandora”, el cual está habitado por los indígenas Na' vi, quienes físicamente son una especie de seres antropomorfos con características felinas y que culturalmente son muy distintos, pues tienen una filosofía de amor a la naturaleza y a la tierra; se ven a sí mismos como una parte integral de un gran ser vivo, en donde todos viven en una perfecta armonía natural, que es a su vez una interdependencia vital. Todos los seres vivos se ven como parte de un gran cerebro o mente y consideran a su planeta como un gran ente, que piensa y se desarrolla.

Estados Unidos llega a “Pandora”, guiado por una gran necesidad de recursos para sostener su economía y envia allí una gran fuerza expedicionaria y de conquista compuesta en una inmensa proporción de elementos militares: soldados, oficiales, armas y medios de transporte sumamente sofisticados y poderosos. Dentro de esa fuerza expedicionaria se incluye un grupo de científicos que experimentan con una nueva tecnología: creación de avatares. Estos científicos utilizan algunos elementos civiles, militares y también mercenarios.

Durante el viaje los científicos iban creando seres mestizos, resultado de componentes genéticos humanos con los nativos. Pero estos nuevos individuos, no eran autónomos sino solo “avatares”, o sea, imágenes vivas que se confundirían con los Na' vi, pero cuya voluntad y pensamiento eran gobernados por los mercenarios que se alquilaban para contar con sus avatares. Así esta tropa aprendería sus costumbres, sus formas de vida, pensamientos y descifraría su formas organizativas y además harían el papel de “terceras columnas”, o infiltrados que ayudarían a convencer a los nativos de que las intenciones de los extranjeros invasores eran buenas, además los ayudarían o impulsarían a acceder a sus riquezas naturales sin resistencia...

Ese era el plan A de los invasores, un plan diplomático de infiltración, convencimiento y uso controlado de la fuerza. No obstante, los invasores contaban con un plan B. Si en un plazo determinado los indígenas no cedían a sus pretensiones, se usaría la fuerza y la superioridad tecnológica abrumadora para someterlos y apoderarse de los minerales que necesitaban en su economía, minerales de índole energética. Ése era su plan B. Pero, la vida en Pandora se desarrolla de manera diferente. Y especialmente hay un avatar, quien es controlado por un ex marine discapacitado, Jake, que es quien mejor se adapta, es el que más se identifica y gana el respeto de la población indígena. Por lo que los nativos deciden transmitirle sus valores y puntos de vista para que se integre en su comunidad. Esto posibilita un puente de comunicación entre las dos culturas, que es aprovechado por los científicos para aumentar sus conocimientos e identificarse con los aborígenes en su amor a la naturaleza. Sin embargo, los militares responsables de la misión se desesperan por la lentitud de sus avances y convencidos por su superioridad numérica, tecnológica y de fuego, deciden tomar el control de la situación y someter a los indígenas. Pero para el control de los recursos requeridos, necesitaban de la destrucción o expulsión de un clan de cierto lugar del planeta invadido, e inician operaciones militares, las cuales son enfrentadas por los indígenas sin ningún resultado. Al uso de armas sofisticadas y poderosas los naturales oponen flechas, al uso de helicópteros y aviones oponen caballos. Ante el desastroso resultado inicial, los invadidos casi derrotados, con cientos de muertos (niños, mujeres y ancianos) se agrupan alrededor de su fuente mística, de su cultura y creencias.

Mientras que en las filas de los invasores el optimismo es abrumador y soberbio, en las de los defensores todo es confusión y derrota, que pronto se va transformando en indignación y resistencia, para terminar con organización, disciplina e inteligencia al combatir. Como ha sido siempre la lucha de los pueblos contra los imperios, los pueblos han aprovechado la superioridad moral y el conocimiento del terreno, a la prepotencia del enemigo. Luego la superioridad de los medios y la tecnología son la única fuerza de depredación que vale para sojuzgar a los pueblos.

Hasta aquí la trama de la película, no es más que una fiel copia de la realidad que viven los pueblos del mundo en los inicios del siglo XXI, donde su única desgracia es la de poseer enormes riquezas energéticas, minerales y naturales. Que por el sólo hecho de tenerlas se convierten en el blanco de intereses transnacionales, personales y políticos de la depredadora clase imperial moderna: la burguesía financiera monopolista y su estado imperialista.

En “Avatar” se reflejan las luchas de los pueblos de Vietnam, Cuba, Corea, Nicaragua, Iraq, Venezuela, Afganistán, Yemen, etc. En todos el mismo patrón, un imperio cuyos propietarios capitalistas necesitan recursos estratégicos de índole energética y fabril. Con la excusa de llevar la modernidad y la democracia, encubren el genocidio de los pueblos marginales y subdesarrollados para el enriquecimiento de unos cuantos capitalistas y sus empresas monopólicas, utilizando todo el poder y la tecnología de un Estado moderno, en especial sus fuerzas militares, no sin antes explorar la alternativa de disminuir las pérdidas utilizando las famosas vías diplomáticas, que conllevan el chantaje, el espionaje, la infiltración, la intimidación, el terrorismo, la compra de conciencias y la fantasía del consumismo.

Pero siempre sucede que dentro del alma humana surge lo inesperado. Aun en los estados más fascistas y fanáticos nace la esperanza de la justicia en su propio interior, un propio miembro de esa clase explotadora cede ante la razón y la justicia y termina combatiendo a sus propios patrones y compañeros, dejando atrás todo tipo de intereses personales e incluso sacrificando sus propias vidas en aras de una fe inconmensurable en el desarrollo de la humanidad. En “Avatar” no faltó quien conociendo al monstruo en sus propias entrañas se convierte en un traidor para sus patrones y en una inspiración para los oprimidos.

En estos momentos actuales podemos ver el caso del médico jordano que se inmola, castigando a sus enemigos norteamericanos (CIA) en Afganistán. Y los casos de ex combatientes de Vietnam que terminaron apoyando a las guerrillas en El Salvador, Honduras y Nicaragua y en los movimientos dentro de Estados Unidos por la paz.

A pesar que esta película tiene muchos recursos técnicos y monetarios, su mayor fuerza radica en el mensaje de su argumento, que es la advertencia y el ejemplo que el imperio ha dado una y otra vez a los pueblos, y es el siguiente: Cuando los países desarrollados o los europeos necesitan satisfacer las necesidades de su economía utilizarán todos sus recursos para apropiarse, por no decir robar, las riquezas de los pueblos débiles y subdesarrollados por todos los medios, iniciando con una sutil e hipócrita diplomacia y culminando con los más sanguinarios genocidios irracionales.

Un pueblo que tiene firmes bases históricas y grandes fundamentos éticos y morales, generalmente logra derrotar a invasores que le superan en poder, número, tecnología, organización y economía.

La unidad, la organización y la disciplina son la mejor línea de defensa y lucha de pueblos pequeños y débiles frente a los grandes poderes imperiales que disfrazan su pillaje bajo el manto de una supuesta “civilización”.

En los tiempos actuales y en los que están por venir, la lucha por los recursos naturales, sobre todo los vitales como el petróleo, el agua los yacimientos de minerales, etc., se va a ir acentuando, lo que pondrá en un riesgo mayor la libertad, la independencia y la integridad de los pueblos pequeños y débiles.

miércoles, 13 de enero de 2010

Evo Morales se identifica con el filme Avatar por defensa de la Madre Tierra

Según el jefe de Estado boliviano, el filme ilustra la batalla contra el sistema capitalista que quiere acabar con la Madre Tierra.

 El presidente boliviano es un notable defensor de los derechos de la Madre Tierra. (Foto: ABI)

Por Telesur

El presidente de Bolivia, Evo Morales, expresó que se siente identificado con el filme Avatar, del director estadounidense James Cameron, porque considera que defiende a la Madre Tierra del sistema capitalista.

Es "una profunda muestra de la residencia del capitalismo y la lucha por la defensa de la naturaleza", afirmó el mandatario, tras asistir a una sala cinematográfica en su país donde se exhibe la película.

Avatar, la fábula ecologista en tercera dimensión, muestra la "batalla contra el sistema que quiere acabar con la Madre Tierra", acotó Morales, tras asistir a la proyección del filme.

Morales, de la etnia indígena aymara, convirtió la defensa de la tierra en una de sus políticas centrales, frente a los efectos perversos del modelo económico capitalista, uno de los principales causantes del calentamiento global.

El jefe de Estado boliviano logró que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declarara el 22 de abril como Día Internacional de la Madre Tierra.

Como parte de la política de defensa de la Tierra que él impulsa, Morales actualmente propone la creación de un tribunal de justicia de los derechos de la Madre Tierra para sancionar la destrucción del medio ambiente.

La película Avatar, ambientada a fines del Siglo XXI, narra la historia de un ex marine que debe viajar al planeta Pandora, donde corporaciones privadas extraen un mineral extraño que es esencial para solucionar los problemas energéticos de la Tierra.

En Pandora habitan los nativos Navi, el mayor obstáculo para desarrollar la explotación del raro mineral.

sábado, 9 de enero de 2010

A documentary film worries the Colombian President Álvaro Uribe

For three years the Association of Argentine Documentary Filmmakers (DOCA), has developed a national festival of independent documentary cinema in our country. In our second and third years we have opened the doors to international production teams that wish to show their works alongside those from Argentina but still placing the emphasise on the most recent Latin American accomplishments.

In the documentary film genre we have tackled themes and points of view that are at a distance to what can usually be seen in the mainstream media. For this, the festival and the documentaries shown maintain your respect and public support.

In the International Section of the Third Festival DOCA organised in Buenos Aires in November 2009 (the programme of which was made publicily available although it was only publicised on the state channel not through the mainstream media), there were several documentaries projected that showed different aspects and diverse points of view on the many different struggles of the Latin-American people, as one of these, and with the public's support, we projected the documentary “FARC, la insurgencia del siglo XXI”.

Nearly two months have passed since the public showing of this documentary (that had already been exhibited in several Latin-American and European countries as well as, at the festival in Havana), the president of Colombia, Álvaro Uribe, has criticized the exhibition of the film saying that " it is a video that a few foreigners helped to produce to let the FARC tell another lie to the world ".

Likewise, the Colombian Minister of Defense, Gabriel Silva, said in regards to the matter that "those advertising or advertising terrorist acts or the proclamations of these bandits, is an accomplice of them”.

This attitude of condemning the exhibition of a documentary film in another country, can only be understood coming from a government that has a record for violating human rights. On the other hand, besides being an inadmissible foreign interference in the freedom of expression in Argentina, the Minister of Defense appeals to a fallacious argument, since it would be necessary to apply this reflection to any film or newscast that was expressing controversial facts relating to international policy.

In this way any organization could be accused of organising a Nazi festival if they exhibited Leni Riefenstahl's film, of inducing a catastrophe for spreading the cinema of Santiago Álvarez, or of antiimperialism for exhibiting one of Michael Moore's documentaries.

"FARC: La insurgencia del siglo XXI" has also been criticised for the use of pseudonyms in the credits. Do they not know that the history of the cinema is filled with numerous films whose authors wished to remain anonymous. That many documentary makers pursue the construction of a critical body of work more than an opportunity to show off their name. And that different historical contexts determined this position in pursuit of the safety of the filmmakers and artists.

However, this reaction does not surprise us coming from the imperial allies in Latin America.

Inside DOCA the positions on FARC are diverse, but with respect to the government of Uribe we understand that it is: oppressor, authoritarian, that desires eternal re-election to guarantee the installation of North American military bases and to increase the imperialistic firepower against the Latin-American people.

In the same way that DOCA was the vehicle that made public in our country the pursuit of Chilenan documentary filmaker Elena Varela, for defending the interests of the people of Mapuche, and we do not hesitate to claim Michel Bachelet responsibility, we will continue with the normal activity of our association without allowing ourselves to be intimidated by false accusations or threats.

Freedom for art, defense of the democratic freedoms and of freedom of expression. This is our fight.

Documentalistas Argentinos

jueves, 7 de enero de 2010

Flame y Citron: filme sobre la resistencia antifascista danesa



Copenhague, 1944. Mientras la población danesa desea que la guerra acabe cuanto antes, Bent Faurschou-Hviid, de 23 años y cuyo nombre de guerra es Flame (por su cabello rojo) y Jørgen Haagen Schmith, de 33 años y cuyo nombre de guerra es Citron (al parecer, en parte, porque había trabajado como mecánico en la fábrica de Citroën), ponen sus vidas en riesgo para luchar en el grupo de resistencia Holger Danske que combate clandestinamente contra los nazis y sus colaboradores daneses.

El intrépido e inflexible Flame es un antifascista inveterado y sueña con que llegue el día en que el grupo montará y lanzará abiertamente un contraataque armado contra el gobierno pronazi (los nazis habían entrado en Dinamarca el 9 de abril de 1940 y contaban con el apoyo de pronazis daneses y de un gobierno colaboracionista). En cuanto a Citron, un hombre sensible que adora a su mujer y a su hija, al principio se había limitado a actuar como conductor de Flame, pero ahora se ve cada vez más involucrado en las actividades del grupo.

Cuando su inmediato superior, Aksel Winther, les ordena una acción contra dos funcionarios de la organización de espionaje alemán Abwehr, los acontecimientos empiezan a descontrolarse. Flame mantiene una conversación con el inteligente coronel Gilbert y, por primera vez, Flame se cuestiona la orden que tienen que ejecutar... Parece que se ha producido un terrible error. Situaciones posteriores, llenas de sospechas, que envuelven incluso a su chica, la bella y misteriosa correo Ketty, llevan a Flame a descubrir los perfiles de una muy diferente y mucho más oculta agenda. ¿Tendrá que creer a Ketty o a Winther? ¿Y quién trabaja para quién? Llenos de dudas, Flame y Citron empiezan a sentir que están pisando arenas movedizas. Desesperados, desilusionados y con la sensación de haber sido traicionados por sus superiores, deciden confiar únicamente en ellos mismos y concentrar sus esfuerzos en acabar con el odiado y temido jefe de la Gestapo, Hoffmann.

sábado, 2 de enero de 2010

Comienza en Chile el festival de cine social y de derechos humanos

Por Telesur

Con la participación de 104 películas comenzó este sábado en Valparaíso la IV edición del Festival Internacional de Cine Social y de Derechos Humanos ("Cine Otro 2010"), organizado por el colectivo Cine Forum, del principal puerto chileno.

Las temáticas de las películas, que luchan por un simbólico premio (una placa) que lleva el nombre de Salvador Allende, el asesinado presidente de Chile entre 1970 y 1973, tienen como factor común la represión a los menores en el periodo de la dictadura.

Además, los filmes abordan los atropellos a los derechos humanos en América Latina y el mundo, explicó el coordinador del evento, Nelson Cabrera.